martes, 5 de enero de 2016

GUILLERMO MUÑOZ VERA

  

                                               El pintor en su estudio de Chinchon.

    Aparentemente puede pasar por un pintor hiper
-realista mas; -sin embargo en su obra hay posos y ecos que nos hablan del barroco español. Guillermo Muñoz Vera es ante todo un apasionado de la buena pintura; un degustador exquisito de los grandes del XVII.
   Después de observar sus propias pinturas, uno advierte la tremenda preocupación por hallar las calidades que le transporten a la pintura eterna. No es extraño creer que los autores contemporáneos no le transmitan apenas nada.
   Le conocí allá por los años ochenta, en el Madrid ilusionante e ilusorio de la llamada "movida". A menudo lo encontraba pintando en el interior de un viejo portal de la calle Corredera Baja de San Pablo o plasmando alguna fachada de la calle del Pez.
   
Pintura, basada en el interior de un bar en calle Pez.

   Luego compartimos el mismo fotógrafo: el francés J.Albert Rigaud; el cual tenia su estudio en la Plaza Carlos Cambronero, junto al mítico "Palentino". Y también el mismo barrio.
   Sus personajes pertenecían a aquel ambito y el realismo de sus obras iba "in-crescendo", trepando por desconchados y grietas de un barrio que se resistía a la decadencia.
   Al cabo de los años llegaría a Chinchon; acompañado del galerista alicantino Manuel Diaz Casar. Acudieron hasta allí para comer. Guillermo se dio cuenta de inmediato, que aquel pueblo con formas como de "atrezzo" teatral podía ser, no solo su fantasía pictórica; también el lugar ideal para aposentarse. La fundacion "Arauco" llegaría y también su obra iba tiñendose con los matices de atardeceres excelsos; -el paisaje de Chinchon ya seria telón de fondo de sus portentosas obras. Un pintor enseñoreado con la realidad cotidiana; -aunque esta lleve el sello del pasado añorado-, del aire que se ha colado de siglos pretéritos en el fluir de sus pinceladas....
                                           Giovanni R.Tortosa

No hay comentarios: