sábado, 27 de enero de 2018

PEDRO CALURANO



     Nada más conocerle, percibías en su trato, la afabilidad y una familiaridad, como si le conocieras de toda la vida.
    Hombre de amplios conocimientos, sus inquietudes culturales eran diversas y contrastadas. Gustaba de la buena música, de la conversación entre amigos, de la refinada gastronomía. Quizá, su momento mágico afloraba cuando sus ojos rasgados se estiraban hasta el infinito, y de su boca surgía una sonrisa amplia y franca; contagiando al cliente con el magnetismo de su alegría. Pedro era como un sacerdote pagano que oficiaba las sencillas liturgias que se ofrendaban en el Casino de Hornachos.


    Lamentablemente, cada vez que alguien: un amigo, familiar o conocido muere arponeado por el estigma cruel de esa cosa llamada cáncer, a mi mente regresan los lamentos de Hervé Gatssier. Eran los momentos previos a una subasta de arte en París; Hervé me hablaba de un tío suyo, investigador-científico, que después de muchos años de intensos trabajos había dado con una fórmula que podría erradicar la maldita enfermedad en un noventa por ciento. Pero, ni tan siquiera recibió el respaldo de las industrias farmaceúticas; es que también llegó a recibir amenazas de muerte, si llegaba a promocionarlo por su cuenta.
    Hervé comentaba: "¿para qué sirve toda esa farsa de hacer ver a la sociedad, que el mundo científico está volcado en esa enfermedad, si luego esas multinacionales no quieren saber nada?  Son más rentables los medicamentos paliativos que los que que puedan erradicar definitivamente el mal."
   Vivimos decididamente, en medio de un mundo genocida, donde incluso ciertos políticos se sienten preocupados por la excesiva longevidad de la población. Donde los intereses económicos están por encima de la salud de los ciudadanos. Donde los medios y gobernantes parecieran querer un mundo con mayores dosis belicistas; el arte, la literatura, la filosofía, parecieran estar de más. Que las guerras se siguen librando en nombre de dios, y aunque los hornos crematorios de Autwich desaparecieron, su espíritu parece seguir revoloteando en el aire, al iguál que un murciélago-vampiro.
   Siempre nos quedará la esperanza de brindar por Pedro Calurano, por su mirada de impenitente soñador, por su eterna sonrisa...

martes, 2 de enero de 2018

POEMA DE CARMEN TEMIÑO


El recién estrenado año, trajo a modo de sortilegio, la aparición en escena, de una entrañable amistad; -esas amistades de siempre, de toda la vida, pero los llamados azares del destino a veces se interponen como una nebulosa y nos impiden disfrutar de esas esencias.
  Carmen Temiño me regaló este poema, que más que surgido de su pluma, brota del corazón; al igual que un viento de la serranía segoviana que te acuna con ternura, pero te lleva como un caballo fiel hasta el infinito....Y más lejos aún...
 
                  Año nuevo.
                 Un libro en blanco por estrenar.
                 Año nuevo.
                   Algún nombre en mi agenda por borrar.
                 Propósitos, buenos deseos,
                  algunas decisiones que tomar.
                   ¡No cambia el color del cielo
                    porque amanezca el 1 de enero!
                  ¡Ni tampoco cambia el Hombre
                   la intención de sus acciones!
                   Año nuevo,
                    un amigo que reaparece en lontananza.
                    Año nuevo.
                    Guardaré un espacio
                   para la Esperanza....
                                                    
                                             Valladolid, 2 de enero de 2018